Hasta hace poco tiempo se creía que la intoxicación alcohólica .producía alteraciones irreversibles de las células cerebrales, gastritis crónica, cirrosis hepática, degeneración grasa del corazón y de las arterias y alteraciones semejantes en diversos tejidos orgánicos. En la actualidad se tiende a considerar que, si no todos, gran parte de estos efectos se deben a las impurezas o a la presencia de otras substancias tóxicas en el alcohol (por ejemplo, la lupulina, el ajenjo, el alcohol amílico o los aldehidos) o bien a una carencia vitamínica (especialmente de vitamina B) o a los trastornos digestivos que se presentan en los bebedores habituales. Por otra parte es evidente que una ingestión moderada de alcohol no perjudica la salud, la longevidad del individuo ni su capacidad procreadora.