factores climáticos: latitud, distribución de agua y tierra, altitud, etc
Son los causantes de las variaciones radicales observadas en las condiciones climatológicas entre dos lugares o estaciones diferentes. Los factores climáticos actúan sobre los elementos componentes del clima para producir ciertas combinaciones características que se conocen con el nombre de tipos climáticos. Los más importantes de esos factores son la latitud, la distribución de la tierra y el agua, las corrientes oceánicas, la altitud, las barreras montañosas, los centros semipermanentes de alta y baja presión, los vientos y masas de aire y las tormentas.
Latitud.
El Sol es el único manantial importante de calor para la atmósfera terrestre. Sin embargo, la atmósfera recibe de modo directo relativamente poco calor solar, ya que éste pasa a la tierra que lo absorbe y lo transmite luego al aire. La cantidad de energía solar que recibe la Tierra y, como consecuencia, la cantidad que recibe la atmósfera viene determinada principalmente por el ángulo que forman los rayos del Sol con el horizonte y por la duración del día. Tanto el ángulo solar como la longitud del día dependen a su vez de la latitud. El calentamiento de la atmósfera tiende a ser más efectivo cerca del ecuador y decrece hacia los polos. La recepción de calor procedente del Sol es mayor, naturalmente, en la estación de los días más largos.
Distribución de tierra y agua.
Sigue en importancia a la latitud la naturaleza de la superficie en cuanto al calor de la Tierra se refiere. La tierra y el agua, aunque reciben igual calor solar, no presentan iguales temperaturas a causa de que en el agua se producen corrientes y movimientos que distribuyen el calor recibido hasta considerables profundidades. La transparencia del agua permite, por otra parte, a los rayos del Sol, penetrar en la masa por debajo de la superficie. La tierra, en cambio, sólida y opaca, recibe el sol en las capas superiores solamente, con lo que su calentamiento es más rápido e intenso. Del mismo modo que la tierra se calienta más rápidamente que el agua, también se enfría más pronto; por esta razón, los lugares rodeados por grandes masas tienden a sufrir temperaturas diarias o estacionales extremas, mientras que los lugares próximos a grandes masas de agua tienden a disfrutar de temperaturas más uniformes.
Corrientes oceánicas.
Las corrientes oceánicas pueden producir efectos pronunciados en el clima donde los vientos soplan de la costa. Las corrientes oceánicas frías, como las que pasan frente a las costas de California, Chile, Perú, África suroccidental y otros lugares, promueven una disminución de la temperatura y de las precipitaciones en las tierras adyacentes. Las corrientes cálidas aumentan, en cambio, la temperatura en tierra, como sucede con la del Golfo y su derivación, la corriente noratlántica que afecta a Europa noroccidental.
Altitud.
La altitud y la exposición al Sol son también factores climatológicos importantes. La luz solar es de ordinario más intensa en la atmósfera clara, seca y enrarecida de las tierras altas que en las tierras bajas. El efecto climático más importante de la altitud es la disminución de la temperatura del aire. En general, la temperatura de la atmósfera decrece en la proporción de 0,6 °C por cada 100 m de elevación. Las tierras altas reciben asimismo, de ordinario, mayores precipitaciones que las bajas circundantes. Las laderas de las montañas están expuestos a vientos más fuertes que las tierras bajas, aunque algunos de sus valles están resguardados. Algunos vientos locales, como el foehn y el chinook, así como los vientos de montañas y valles, sólo se producen en zonas elevadas.
Barreras de montañas.
Las montañas que se encuentran en el camino de los vientos portadores de lluvia pueden recibir precipitaciones, mientras se quedan sin ella las tierras bajas situadas en el mismo camino. Las barreras montañosas desempeñan el papel de pantallas contra las precipitaciones; las laderas resguardadas de las montañas son muy a menudo más secas que las expuestas al viento.
Centros de alta y baja semipermanentes.
Las grandes regiones semipermanentes de alta y baja presión producen entre otros efectos el de determinar la dirección general del viento. Entre ellas figuran una banda de baja presión a través del ecuador, bandas de alta presión a unos 30-35 grados N y S, zonas de baja presión en las proximidades de los círculos Ártico y Antártico y zonas de alta presión en las Azores y regiones polares.
Vientos, masas de aire y tormentas.
Los vientos, producidos por diferencias regionales de presión, ejercen gran influencia en el clima como agentes de transporte. A su cargo corre la distribución del calor y el frío y, de modo casi exclusivo, de la humedad. Las masas de aire son secciones de la atmósfera inferior que, por contacto con regiones uniformes de la superficie terrestre, han adquirido propiedades casi homogéneas de temperatura y humedad. El clima de cualquier región viene regulado esencialmente por la clase de masas de aire que predominan en ella.
Las tempestades atmosféricas (ciclones, tormentas, huracanes, tornados) influyen grandemente en el clima al provocar precipitaciones, variaciones de temperatura, cambios de presión, vientos y otros fenómenos.
