Suele considerarse a Arabia como un vasto desierto de arenas estériles desprovisto de vegetación y vida. Aunque este concepto sea parcialmente verdadero, particularmente en el interior, Arabia cuenta con gran variedad de animales, así como vegetación propia de gran importancia.
Escasean los árboles, excepto en los lugares que crecen en régimen de regadío, aunque en las regiones externas de la Península existen grandes extensiones herbáceas de tipo estepario que tras las lluvias proporcionan excelentes, si bien escasos pastos.
La vegetación suele ser muy resistente a la sequía y las especies incluyen macollas, matas, plantas resistentes y cactos. Los árboles de incienso y mirra son abundantes, así como las plantas de cafetos y qat. Los dátiles también cobran importancia en las zonas fértiles del sur. Abundan alrededor de cincuenta especies de plantas semi o totalmente acuáticas en oasis.
Su fauna más representativa está compuesta por gacelas, antílopes, chacales, hienas, lobos, zorros, gatos monteses, leopardos y leones. El animal más distribuido es el camello. También están el órice de Arabia, linces, zorros y gatos monteses.
Mención aparte debe tener el caballo árabe, proveniente de esta zona, es uno de los caballos más reconocidos del mundo, debido a su energía, fuerza e inteligencia.
Las aves se dan en abundancia y las especies más importantes están constituidas por avutardas, los halcones, gangas y avestruces.
A veces sufre devastadoras invasiones de langosta. Numerosos escorpiones, escarabajos y arañas. Los insectos son capaces de soportar los sofocantes días de verano en las dunas de arena.
También se encuentran lagartos (el dabb y el varano) y serpientes distribuidos por toda la zona.