Artículo enciclopédico: flora y fauna de la Argentina
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flora y fauna de la Argentina

 


flora y fauna de la Argentina
  1. El mismo contraste que presenta el territorio argentino en clima y altitud lo ofrece también en el manto vegetal que cubre sus suelos; éstos, con su desigual composición química y propiedades físicas, influyen a su vez en la distribución forestal, herbácea, esteparia e incluso desértica. Por ser las más cálidas y húmedas son las zonas septentrionales, el principal asiento del bosque argentino; otro importante distrito forestal aparece en el sector de clima húmedo y frío de los Andes patagónicos; hay asimismo algunas manifestaciones de menor extensión en otras regiones, como el anillo forestal que rodea la pampa herbácea.

    Como prolongación de las selvas brasileñas y paraguayenses se extiende un bosque subtropical por Misiones, con predominio de árboles corpulentos, abundancia de lianas y epífitas y diversos pisos de vegetación. Siempre verde por la humedad constante, esta selva misionera presenta, sin embargo, algunos claros, llamados «campos», y una notable diversificación de especies según la altitud. Las araucarias de gran esbeltez, el útilísimo árbol productor de la yerba-mate, el cedro, el laurel blanco, la tipa colorada, el lapacho negro, el jacarandá, el yatay, etc., son las especies más corrientes en el bosque de Misiones. Hacia el S el bosque se aclara y da lugar en Corrientes al llamado «parque», en el que existe un predominio de vegetación herbácea con algunas manchas boscosas formadas por el timbó, urunday, lapacho, yatay y chañar. En las zonas húmedas de los esteros la vegetación es acuática y tiene como especie más característica el irupé. A lo largo de los ríos, especialmente del Paraná y Uruguay, hace su aparición el bosque en galería, que en su zona más occidental presenta algunos de los caracteres de la selva chaqueña, como la abundancia del quebracho colorado. El parque de Corrientes penetra en Entre Ríos en forma de bosque abierto, de escasa altura y carácter higrófilo; abundan las palmeras yatay, que a veces forman bosques enteros, pero existen también algarrobos, ñandubay, quebracho blanco, palmera de caranday y otras especies.

    El descenso de la humedad y la menor regularidad de las lluvias aclaran la selva al O del Paraguay-Paraná; aunque Formosa cuenta con especies similares a las de Misiones, los árboles son más reducidos de talla y los claros más abundantes, coincidentes por lo general con las zonas salinas o los anegadizos. El carácter higrófilo del bosque misionero se pierde insensiblemente hasta convertirse en xerófilo al llegar al Chaco, donde faltan ya las lianas y epifitas, los árboles se presentan más aislados y menos altos, disminuye el número de especies y algunos claros herbáceos rompen la uniformidad arbórea. A veces la estepa llega a predominar sobre el bosque, que sólo forma pequeños parques. El árbol típico de los bosques del Chaco es el quebracho, en sus distintas variedades, la más útil de las cuales es el quebracho colorado, de gran contenido en tanino, por lo que ha sido objeto de una explotación muy intensa. La variedad de quebracho colorado santiagueño, más pobre en contenido tánico, es por ello menos útil; más extenso que ambos es el quebracho blanco, aprovechado principalmente por su madera. Otros árboles propios del bosque chaqueño son: timbó, palo blanco, tipa colorada, laurel, cedro, palo santo, guayacán, higuera del Chaco, palo borracho, etc., sin que falten especies tan netamente xerofíticas como algunas cactáceas gigantes.

    Hacia el O y el S el bosque se degrada y, como zonas de transición al anillo forestal de la Pampa y a las selvas serranas del NO, aparecen dos tipos de parque: el santafecino, con predominio de chañares, y el tucumano, en el que domina el cebil colorado. Superado este último, aparece en todo su esplendor la selva tropical serrana, que se alarga de N a S, desde Bolivia a las laderas del Aconquija, en más de 600 km, aunque su anchura es bastante limitada, pues en general sólo las vertientes orientales de las montañas reciben humedad suficiente. Donde las montañas son más bajas —sierras subandinas— el bosque rebasa dichas laderas orientales, irrumpe por las quebradas e invade incluso los valles interiores, donde alcanza a veces su máximo esplendor. Cuando las montañas son elevadas, como en el caso del Aconquija, se forman diversos tipos de vegetación según la altura; así, el aliso se extiende hasta los 2500 m para dejar luego paso al quénoa hasta los límites de la estepa puneña. La selva se extiende, por regla general, entre los 400 y 1400 m, limitada en las zonas más bajas por la escasez de lluvias y en las más altas por el descenso de la temperatura. Especies típicas de las selvas serranas son el laurel, las tipas colorada y blanca, el tarco, los ceibos, el pino de monte, etc.

    La pampa herbácea está circundada por un anillo forestal que se inicia en los bosques en galería del Uruguay y se prolonga por las orillas del Plata hasta el mar, mientras por el O atraviesa Santa Fe, Córdoba, San Luis y La Pampa, separando la estepa herbácea de la zona selvática del Chaco. En su zona oriental, a orillas del Paraná y en la ribera meridional del Plata, el bosque presenta a veces el carácter de selva, que se presenta especialmente lujuriante en el delta del Paraná, con especies como los laureles, ceibos, ombúes, talares, etc. En Santa Fe y Córdoba se acusa el carácter xerófilo y hacen su aparición los algarrobos, chañares, quebrachos blancos e incluso la palmera caranday, que alcanza las sierras de Córdoba y San Luis. Desde esta última provincia a Buenos Aires, a través de la parte oriental de la de La Pampa, se acusa aún más el carácter xerófilo, con notable preponderancia del caldén, que ha llegado a dar nombre fitogeográfico a la región.

    Completan las zonas forestales de Argentina los bosques andinos, que aparecen al S de los 38° de latitud; aunque menos esbeltos que en la vertiente chilena (por la menor humedad), presentan un aspecto magnífico, con vegetación higrófila, vivaz-perenne, y notable predominio de coniferas: pehuén o araucaria argentina, cipreses, alerces, robles, hayas, etc. La altitud que alcanza el bosque varía naturalmente con la latitud y pierde variedad y tamaño al aproximarse al límite de altitud, que oscila entre los 500 m al S y los 1800 en la zona del volcán Copahue. El bosque invade también algunas de las cordilleras patagónicas más próximas a los Andes, pero en general el pie de la gran cordillera forma el límite de separación con la vegetación de estepa arbustiva característica de Patagonia.

    El resto del territorio argentino ofrece un claro predominio de la estepa herbácea, que tiene su mejor representación en la Pampa. La zona oriental se extiende por toda la provincia de Buenos Aires, gran parte de la de Córdoba y zonas menos extensas de Santa Fe, Entre Ríos, San Luis y La Pampa; por la abundancia de lluvia y la fertilidad del suelo aparece tapizada de enormes mantos de gramíneas, que según la calidad de los suelos y la humedad se dividen en pastos tiernos y duros, con predominio de los primeros en la zona más oriental. Pero la vegetación natural de la Pampa ha sido bastante modificada por el hombre, que ha introducido cultivos de cereales y plantas forrajeras e incluso bosquecillos de árboles exóticos, como eucaliptus, pinos, álamos, etc. Al descender de los 300 mm las precipitaciones en el avance hacia el O y hacerse el clima más continental, la estepa herbácea se convierte en arbustiva; presenta entonces analogías con las vegetaciones patagónicas y las de las sierras y campos que la bordean por el N; la especie más característica es la jarilla.

    El centro de Argentina, en la región de las sierrás pampeanas, presenta una vegetación diversificada por la calidad de los suelos y las especiales condiciones de humedad características de los cursos fluviales, únicos lugares en que la vegetación se convierte en higrófila. Especies comunes en los campos son el chañar y la jarilla, mientras en las sierras aparecen algunos bosques con árboles que alcanzan a veces dimensiones considerables. Las mesetas de la Puna, de clima muy frío y gran sequedad, se. hallan escasamente cubiertas por una vegetación esteparia. Condiciones similares a las de la Puna presenta la sección de los Andes al N del paralelo 35° S. En Patagonia existe una formación abierta, de carácter xerófilo y con grandes claros; es la estepa arbustiva, cuyas especies más representativas son el neneo, la llareta, el coirón, etc. Sólo en los valles de los ríos más septentrionales aparece un bosque ribereño, mientras por contraste las zonas más secas carecen prácticamente de todo manto vegetal.

    De las seis zonas zoogeográficas en que ha sido dividida la Tierra es la neotropical en la que se encuadra la Argentina. Por suS condiciones climático-edáficas la zona más rica en fauna es la subtropical, en la que abundan los monos, vampiros, felinos salvajes (puma, jaguar), los cérvidos, víboras, reptiles de todas clases, aves, insectos y fauna fluvial; esta riqueza faunística es precisamente el origen de la denominación del Chaco. En las zonas elevadas de los Andes y de la Puna, la riqueza en fauna es muy inferior, aunque abundan especies tan características como la vicuña, el guanaco, las chinchillas y, éntre las aves, el cóndor. Mucho más variada, por sus diferencias climáticas y orográficas es la región subandina, de gran extensión, pues llega desde Bolivia hasta los 45° S. La zona de la Pampa ha sido modificada en su fauna vernácula por el avance de la colonización agrícola y. ganadera, que ha hecho retroceder hacia las comarcas más aisladas los ejemplares antiguamente característicos, como el jaguar, el. venado de la Pampa, las aves acuáticas, algunos roedores, zorros, nutrias, guanaco y otras muchas especies. En Patagonia algunas especies típicas, como la mara o liebre patagónica, están en descenso, pero abunda el guanaco a pesar de la persecución de que ha sido objeto y existe también representación de roedores, iguanas, pumas, zorros, vizcachas, etcétera.

    La gran extensión de la plataforma continental argentina, én la que además confluyen aguas tropicales y frías, que determinan una gran abundancia de plancton, da riqueza y variedad a la fauna marítima. En el sector atlántico, además de las especies de gran valor económico, como la merluza, anchoa, pejerrey, corvina, etc., aparecen delfines y pequeñas ballenas. En sus migraciones, la sardina alcanza las zonas antárticas, donde hay también abundancia de crustáceos, lobos y elefantes marinos, ballenas, calderones y aves, entre las que son característicos los pingüinos o pájaros bobos, diferentes de los propiamente antárticos.

    Para más información ver: argentina.
Actualizado: 23/02/2015
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    La palabra "flora" se refiere a todas las plantas que existen en un lugar o país en particular. En el caso de Argentina, hay una gran diversidad de plantas debido a las diferentes condiciones climáticas y altitudes que existen en su territorio. Por ejemplo, en las zonas del norte del país, donde hace más calor y hay más humedad, se pueden encontrar bosques tropicales con árboles altos y frondosos. En cambio, en las partes más frías y secas de los Andes patagónicos, hay bosques de árboles más pequeños y arbustos.



    La palabra "fauna" se refiere a los animales que viven en un lugar o país en particular. En Argentina, también hay una gran diversidad de animales debido a su extenso territorio y variadas características geográficas. Por ejemplo, en la región de la selva misionera en la provincia de Misiones, se pueden encontrar animales como jaguares, monos y muchos tipos de aves coloridas. En otras regiones, como la estepa patagónica, es común encontrar animales como guanacos, ñandúes y zorros.



    En resumen, la flora y fauna de Argentina se refiere a todas las plantas y animales que viven en el país, y su diversidad se debe a las diferentes condiciones climáticas y geográficas que existen en su territorio.
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