El litoral barcelonés es, en general, apto para la formación de playas. Empieza al N con la desembocadura del Tordera, próxima a la cual se inicia la Maresma con las playas de Malgrat, Pineda, Calella y San Pol; continúa por el conocido puerto pesquero de refugio y recreo de Arenys de Mar, para enlazar con el litoral bajo de Mataró, Vilasar, Premiá y Masnou. Sigue por Badalona, playa de la Barceloneta, ciudad de Barcelona y queda cortado por la desembocadura del Llobregat y las lagunas de Remolá y La Murtra. Algo más al S de la espléndida y dilatada playa de Castelldefels, en Vall-bona, cambia el aspecto del litoral, que se alza abrupto a más de 500 m para formar la rocosa costa de Garraf, en la que se encuentran las calas de Garraf, Vallcarca, Bou y Punta Ferrosa. El litoral continúa, siempre en dirección SO, por la playa de Sitges, Punta de las Covas y Cabo de San Cristóbal, para terminar en la desembocadura del Foix.
Bañan su suelo ríos cortos y poco caudalosos: Ter, Tordera, Besos. El único importante es el Llobregat (160 km), que nace en la Sierra del Cadí, recorre la provincia de N a S, pasa por Berga, Manresa e Igualada y desemboca cerca de la capital después de recibir al Marlés, Gabarresa, Cardoner y Noya entre otros numerosos afluentes.
Los montes que accidentan la provincia pertenecen a la Cadena Litoral Catalana. Son muchas veces macizos aislados, separados por los valles fluviales. En el interior se alzan la Sierra del Cadí (2450 m) al N, estribación pirenaica, el Puig Rodó (1050) y Puig Grados (700), el Montseny (1775) y Montserrat (1236). Próximas a la costa, separadas de las sierras interiores por la depresión prelitoral, se alargan las alineaciones de Morella y Montnegre, con las ramificaciones del Mont Cabré, Montalt, Tibidabo y Montjuich.
