Se utiliza para describir a aquellas sustancias o materiales que tienen una afinidad o atracción por el agua.
Estas sustancias son capaces de absorber o retener agua debido a sus propiedades químicas o físicas.
Por ejemplo, las fibras naturales como el algodón son hidrófilas, ya que tienen la capacidad de absorber y retener agua.
Otro ejemplo sería el papel de filtro, que al tener una estructura porosa, es hidrófilo y permite el paso del agua a través de él.
En contraste, las sustancias hidrófobas repelen o no se disuelven en agua.
Se dice de las plantas que viven cerca del agua o sumergidas en ella, como los nenúfares o los juncos.
Estas plantas han desarrollado adaptaciones morfológicas y fisiológicas para sobrevivir en ambientes acuáticos.
Por ejemplo, los nenúfares tienen hojas flotantes que les permiten recibir luz solar y realizar la fotosíntesis, mientras que los juncos tienen raíces que les permiten absorber los nutrientes disueltos en el agua.