La escasa amplitud del territorio, tanto en Jutlandia como en las islas, hace que Dinamarca carezca casi completamente de ríos. El más importante es el Gudenaa, que nace en la vertiente meridional de la Himmelberg, forma dos pequeños lagos en su recorrido y desemboca en el fondo del fiordo de Randers. Otros de algún interés en Jutlandia son los de Skjern, Varde, Königs y, en la isla de Fionia, el Odense.
Los lagos son muy numerosos tanto en las islas como en la península; entre ellos destacan los de la región atravesada por el fiordo de Lim y los de la región semimontañosa próxima a Silkeborg.
El clima de Dinamarca es de tipo oceánico atenuado. Las temperaturas medias de enero y julio para el conjunto del país son de 0 y 16°C y la media anual de 7,5 °C. El clima es más suave y húmedo al O de Jutlandia que en el interior de las islas, donde los inviernos son algo más crudos y los veranos más calurosos. Por la ausencia de altitudes las precipitaciones son más bien escasas (700 mm en la península y 550 mm en las islas mayores), pero el número de días lluviosos es, sin embargo, bastante elevado al año (unos 160).
No obstante, la irregularidad es una de las características del clima danés y hay años en que se hielan los estrechos del Báltico hasta el extremo de haber podido cruzarlos Carlos XII de Suecia a pie con toda la artillería de su ejército.