En resumen, la protohistoria es un período de tiempo en el que no hay fechas exactas ni documentos escritos para estudiar lo que pasaba en la historia. Se basa principalmente en la tradición oral y en las cosas que encontramos enterradas en la tierra, como objetos antiguos.
Por ejemplo, si en un lugar encontramos restos de cerámica y herramientas de piedra, podemos inferir que hubo una civilización en ese lugar, pero no sabemos exactamente cuándo vivieron ni cómo se llamaban.
Durante la protohistoria, los historiadores tienen que hacer conjeturas e interpretaciones para intentar entender lo que sucedió en esa época. Es como un rompecabezas sin todas las piezas, pero aún así es importante porque marca el paso de la prehistoria a la historia tal como la conocemos.
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