Al contrario que el petróleo, cuyas reservas parecen muy limitadas en relación con el consumo anual, el carbón es sumamente abundante en el subsuelo. Cálculos realizados a mediados del siglo XX determinaron que, al consumo medio por año, el carbón pueden durar cerca de tres mil años, si bien hay que tener presente que muchas de las reservas son de mediana o mala calidad y por tanto difícilmente aprovechables.
En cambio, a finales de 2006 las reservas de carbón recuperable ascendieron a unos 800 o 900 gigatones. La Administración de Información de Energía de los Estados Unidos (EIA) estableció las reservas mundiales en 930 mil millones de toneladas al menos (equivalente a 843 gigatoneladas) a partir de 2006. Al ritmo de extracción actual, se suponía que debían durar 132 años
Sin embargo, la tasa de consumo de carbón se incrementa en 2 - 3% por año, estableciendo la tasa de crecimiento en 2,5%, lo que lleva a un agotamiento exponencial de 56 años (en 2065).