Consiste en contar el número de latidos del corazón por minuto, para lo cual se colocan los dedos índice y medio, nunca el pulgar, sobre la arteria radial, temporal u otra que se halle cerca de la piel; al llegar por la arteria el flujo máximo de sangre, se cuenta el latido. Generalmente se toma el pulso en la arteria radial, en la muñeca, a unos 2 cm y medio de la base del pulgar. Una persona en reposo acusa de 68 a 78 pulsaciones por minuto, que pueden aumentar normalmente por el ejercicio físico y las emociones. Al tomar el pulso, la enfermera anotará cualquier irregularidad de los latidos, los cambios de ritmo y la fuerza o debilidad de las pulsaciones, datos todos de importancia para el médico. Véase Pulso.
Las respiraciones se cuentan observando la elevación y depresión del pecho del paciente mientras inspira y exhala el aire. Su número medio es de 16 a 20 por min. También aumentan con el ejercicio físico y las emociones.