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Definición de caza mayor

 


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Definición de caza mayor

  1. La de jabalíes, lobos, etc.

    Se sugiere leer también la definición de: caza
    2º artículo
  1. Puede entenderse por caza mayor aquella en que se persigue a cualquier mamífero salvaje mayor que un zorro ordinario. El avance de la civilización ha ahuyentado la caza mayor total o parcialmente en las comarcas densamente pobladas, pero ciertas especies de gran tamaño y peligrosidad aún subsisten en una parte al menos de su primitivo hábitat, especialmente doquiera brinden refugio selvas impenetrables o elevadas montañas. En años recientes, severísimas leyes de caza que prevén el establecimiento de cotos, vedas y sistemas de guardería tienden a impedir la total extinción de las especies salvajes, que, a no dudar, desaparecerían inexorablemente bajo la mano implacable del cazador.

    Es evidente que Europa fue antaño un magnífico cazadero, pero la mortandad sistemática e indiscriminatoria ha motivado la desaparición virtual de la mayor parte de sus especies salvajes. Los supervivientes habitan en cotos oficiales o privados bajo la protección de la ley. Las regiones aisladas y demográficamente pobres, sin embargo, conservan aún algunas especies montaraces cuya caza es tolerada e incluso alentada. El alce se encuentra en Escandinavia, Rusia y Finlandia; el oso, en Rusia y los Balcanes; el corzo y el venado común, en Austria, Francia, Galitzia, Bélgica y Holanda; y la gamuza, en las vertientes alpinas y apeninas, Toscana y Austria. En diversos países y en número limitado existen lobos, jabalíes y cabras monteses. En España —Sierra de Gredos, Picos de Europa, algunas zonas pirenaicas— abunda la caza mayor en forma de corzos, rebecos, jabalíes, osos, lobos y —especie rara— la capra hispánica.

    En el continente asiático, el Himalaya y la India constituyen la mayor reserva y criadero zoológico del mundo, si se exceptúa África central. Allí, cualquier ámbito geográfico, sin discriminación topográfica o climática, desde el desierto a la jungla y desde los glaciares del Pamir y Mogolia a las salinas del Delta del Ganges, ofrece cobijo y alimento a las bestias salvajes, grandes y pequeñas. El león se encuentra hoy sólo en ciertas comarcas montañosas y áridas de la frontera afgana. El tigre, en cambio, asienta sus reales dondequiera le brinden cobijo selvas, marismas y montañas. Rara vez ha menester el deportista arrojado recorrer un largo trecho o perder mucho tiempo en cualquiera parte de la India o Malaya para toparse con este feroz devorador de hombres, particularmente abundante en las ciénagas que bordean la bahía de Bengala y en la península e islas malayas y existente también más al E, en Formosa, China septentrional y Sajalín. Aún más numeroso y extendido es el leopardo, o pantera, y quizás igualmente destructivos sean otros grandes y fieros felinos. El oso pardo abunda en Asia meridional y su captura es uno de los más peligrosos deportes orientales. En los espacios abiertos se dan cita manadas de lobos, hienas y chacales, cazados con jaurías y armas. Terror de la jungla son también las diversas especies de perros salvajes. Aquí se practica también la excitante montería del jabalí, cuyo alanceamiento a caballo es deporte muy popular entre los naturales.

    Los elefantes pueblan las tierras altas de la India central, Birmania, Siam y Ceilán, pero están protegidos por la ley; en cambio, pueden cazarse tres especies de rinocerontes en las comarcas selváticas y pantanosas que se extienden al S del Delta del Ganges hasta Cochinchina y Borneo. En la misma región de selvas tropicales constituyen pieza ideal los bueyes salvajes, sobre todo el gaur («bisonte» indio o sladang), tan peligroso como el tigre. El deportista puede poner a prueba su habilidad montañera y destreza cinegética en la caza de yaks salvajes o de cualquiera de las numerosas variedades de cabras, íbices y cabras antílopes que pueblan las cumbres de las mesetas y sistemas orográficos de Asia central. En fin, estas mesetas, como también las llanuras de las tierras bajas, abundan en varias especies de antílopes, venados (muy semejantes al uapiti americano), asnos salvajes u onagros y piezas menores.

    En África, conocida proverbialmente por el exotismo y multiplicidad de su vida animal, la colonización europea y la adquisición por las tribus indígenas de armas de fuego provocó durante el siglo xix la despoblación en amplias áreas de su fauna más típica. En ciertas comarcas al S del Zambeze, sin embargo, y en las regiones semidesérticas que se extienden al NO de Botsuana, hasta Angola, perviven gran número de animales salvajes. En el África oriental inglesa abunda también la caza mayor. Además, en otras enormes extensiones del continente negro, los cazadores encuentran en sus mismos hábitats todas las especies de animales salvajes oriundas de África. De ellos, los más característicos son el elefante, león, leopardo, hipopótamo, jirafa, antílope, gorila, rinoceronte, búfalo y cebra.

    Los grandes animales americanos han corrido suerte pareja a los de otros continentes. Hace apenas dos siglos y medio que el bisonte poblaba incluso el E de los Allegheny, pero ha sido objeto de tales persecuciones que en el siglo xix había quedado reducido a unas pocas manadas preservadas por el Gobierno como curiosidades. En 1902 el Congreso tomó cartas en el asunto a fin de evitar su extinción y en 1943 el número de bisontes ascendía ya a 5000. El uapiti o anta, diseminado hace un siglo y medio por Estados Unidos y Canadá, sólo se encuentra ahora en el N de las Montañas Rocosas; el alce y el caribú de los bosques pueden cazarse, si lo permite la ley, en algunas partes de Estados Unidos, Canadá y Alaska. El caribú de las regiones áridas es más semejante al reno y emigra anualmente en incontables rebaños entre la costa ártica y el límite septentrional de las regiones forestales, pero, al igual que el carnero almizclero del mismo ámbito geográfico, está fuera del alcance del cazador común. Análoga inaccesibilidad ha preservado hasta ahora al berrendo blanco (cabra antílope), que recorre en pequeños rebaños las crestas montañosas del Canadá occidental y Alaska. En cuanto a la oveja de las Montañas Rocosas, ha desaparecido al S de la frontera canadiense.

    Otros hermosos animales han sido casi exterminados, como el venado mula y el antílope americano (pronghorn o prongbuck), que hace un siglo pululaban por doquier al E del Misuri y hoy se hallan diseminados en comarcas remotas y poco frecuentadas. Los bosques y montañas de las provincias orientales del Canadá cobijan aún gran número de osos negros, pero, por sus depredaciones en los rebaños, se les persigue más para exterminarlos que con fines cinegéticos. El puma desapareció ha tiempo de las regiones orientales, pero el lince común y el lince rojo todavía habitan el E, donde se les caza con trampas o cebos envenenados. El puma sólo se encuentra en los bosques pantanosos, en los cañaverales del Misisipí inferior, en la costa del Golfo y en las Montañas Rocosas, donde hace estragos en las ganaderías. Junto con el oso pardo (grizzly) y el negro, constituyen buenas presas para los cazadores.

    El jaguar, más fiero y bravo que el puma, merodea con él por toda Centroamérica y Sudamérica, donde viven además otros felinos más pequeños de singular fiereza. El tapir es el animal de caza de mayor tamaño que puede encontrarse en los trópicos americanos, pero su captura ofrece poco atractivo. La caza mayor, salvo la del puma y jaguar (este último desconocido al S del Paraguay), no asume mucha importancia en Sudamérica hasta alcanzar las pampas argentinas, donde se capturan guanacos y avestruces (rheas). La rápida colonización de estas planicies, sin embargo, está ocasionando la desaparición de los animales salvajes al N de las áridas regiones de Patagonia.

    Entre los cazadores más famosos que hayan realizado expediciones cinegéticas, tanto con fines deportivos como científicos, figuran Carl Akeley, que en sus tres expediciones a Africa reunió valiosas especies salvajes y escribió instructivos artículos sobre sus experiencias; Theodore Roosevelt, que en 1909, bajo los auspicios del Instituto Smithsoniano, visitó el África oriental inglesa para obtener especies de animales salvajes de aquella región, y su esposa, que en numerosas obras expusieron sus experiencias en África y otros continentes; y Frank Buck, uno de los principales suministradores de fieras a circos y parques zoológicos. Sumamente interesantes a este respecto son los documentales cinematográficos sobre la fauna africana, en que pueden admirarse las fieras salvajes en sus mismas guaridas.

    Para más información ver: caza.
Actualizado: 10/06/2014
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Fuentes bibliográficas y más información de caza mayor:
Análisis de caza mayor

Cantidad de letras, vocales y consonantes de caza mayor

Palabra inversa: royam azac
Número de letras: 9
Posee un total de 4 vocales: a a a o
Y un total de 5 consonantes: c z m y r

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