Definición de coagulación de la sangre

1. En Fisiología, proceso de su solidificación. Se trata de un mecanismo de defensa importantísimo, ya que gracias a él la sangre forma coágulos que taponan los vasos sanguíneos rotos o reparan temporalmente los que se han debilitado. La sangre extraída del cuerpo se convierte pronto en una masa gelatinosa o coágulo. Si se sigue este proceso en el microscopio, puede verse cómo se van transformando unas fibras filiformes, compuestas de una sustancia llamada fibrina, que forman parte esencial del coágulo. A medida que van apareciendo y creciendo en longitud, forman un retículo que retiene entre sus mallas las células de la sangre y los líquidos del plasma. La masa solidificada forma el coágulo de sangre. El tiempo necesario para la transfiguración, llamado tiempo de coagulación, varía, según los individuos, de 6 a 12 m cuando se trata de sangre normal.
   
   
   Poco después de formado el coágulo, empieza a contraerse y a expulsar un líquido claro, de color rojizo, llamado suero, que se acumula por encima del coágulo. Este suero contiene todos los componentes del plasma, excepto los que forman la fibrina. Los glóbulos rojos, aunque presentes en los coágulos, no son necesarios para la coagulación, ya que no participan en la formación de fibrina y se limitan a quedar imbricados entre sus mallas. La fibrina se forma por una serie de reacciones complicadas en las que intervienen diversas sustancias del plasma. Los coágulos de plasma, aunque no presenten coloración roja por la ausencia de hematíes o glóbulos rojos, son esencialmente iguales a los formados por sangre completa.
   
   
   La coagulación se efectúa como respuesta a dos clases de circunstancias que pondrían en peligro la vida si no hubiera defensa contra ellas: el contacto con tejidos lesionados, como en las heridas, y el contacto con una superficie más rugosa o diferente a la del revestimiento normal interior de los vasos sanguíneos, como la de un vaso erosionado por la infección. En ambos casos, el factor de iniciación es una sustancia llamada tromboplastina o trombocinasa, presente en las células de todos los tejidos y en las plaquetas de la sangre, frágiles partículas que abundan en la sangre normal. La sustancia queda liberada de las células de los tejidos, cuando éstos sufren lesiones, y de las plaquetas, cuando éstas se desintegran al contacto con una superficie extraña.
   
   Las demás sustancias activas del proceso de la coagulación están siempre presentes en el plasma de la sangre circulante normal. Una de ellas es una proteína soluble llamada fibrinógeno. Otra, también proteína, es la pro-trombina. También son esenciales en la coagulación los iones de calcio, presentes en el plasma normal. Guando la tromboplastina queda libre en la sangre que contiene una concentración normal de iones de calcio, la protrombina se convierte en una enzima llamada trombina. En presencia de esta enzima, el fibrinógeno soluble se convierte en fibrina insoluble. La producción de protrombina en el hígado y tal vez también en la medula ósea aparece regulada por la presencia de vitamina K. El fibrinógeno se produce también en el hígado. La concentración de iones de calcio en el plasma depende de las Glándulas paratiroides.
   
   
   El proceso de la coagulación puede resumirse en estas dos etapas:
   
   1) tromboplastina + iones calcio + protrombina → trombina.
   
   2) trombina + fibrinógeno → fibrina.
   
   
   La falta de una o más de las sustancias esenciales para la formación de fibrina da por resultado una coagulación retrasada o defectuosa. Así, en ciertas clases de Ictericia, la coagulación puede ser pobre por insuficiente producción de protrombina en el hígado. La escasez de vitamina K conduce asimismo a un déficit de protrombina. Si el hígado está enfermo, como en la intoxicación por fósforo o cloroformo, puede producirse carencia de fibrinógeno. Las perturbaciones de las paratiroides pueden reducir el calcio de la sangre a. un nivel demasiado bajo. Si las plaquetas son demasiado estables para desintegrarse bien, como ocurre en la Hemofilia, o si están muy reducidas en número, como en ciertas formas de Púrpura, habrá un déficit de tromboplastina. Algunas de estas deficiencias pueden determinar Hemorragias importantes, incluso en heridas pequeñas.
   
   
   De modo análogo, si se suprimen o inactivan algunas de las sustancias formadoras del coágulo, es posible tratar la sangre extraída en forma de impedir que coagule. La adición de algún agente que expulse los iones de calcio del plasma, como el citrato, que se combina con ellos, impedirá la coagulación. La sangre preparada en esta forma recibe el nombre de sangre citratada.
   
   Otro método de preparar sangre que no coagule consiste en extraer la fibrina en el momento mismo en que se forma, lo que puede conseguirse por el batido constante de la sangre con finos alambres sobre los que se depositará la fibrina. El líquido restante, compuesto de suero y células, recibe el nombre de sangre desfibrinada.
   
   El proceso de coagulación puede verse afectado por diversas sustancias introducidas en el organismo. La Heparina, complejo orgánico que se puede extraer del hígado y otros tejidos, impide la coagulación al inactivar la trombina. Aunque la sangre circulante suele contener heparina en minúsculas proporciones, la acción anticoagulante de ésta se ve anulada por diminutas cantidades de tromboplastina, también presente en la sangre normal. La hirudina, sustancia segregada por las sanguijuelas, previene asimismo la coagulación al inactivar la trombina. Algunos venenos de serpientes, como el de la cobra, producen efectos similares.
   
   La dicumarina, sustancia que aparece en el trébol averiado, inhibe la coagulación, probablemente por su efecto sobre la protrombina. Algunas sustancias aceleran el proceso de la coagulación. La trombina, los extractos de tejidos ricos en tromboplastina y ciertos venenos de serpiente disminuyen el tiempo de coagulación. La adrenalina inyectada, además de contraer los vasos sanguíneos, parece que activa el proceso de la coagulación.
   
   La coagulación detiene la hemorragia de los vasos rotos y también puede impedir que se rompa un vaso debilitado. De este modo, si la pared de una arteria se ve invadida de gérmenes que tienden a destruir las células de sus tejidos, la tromboplastina liberada de las células lesionadas promueve la formación de un pequeño coágulo que repara temporalmente la zona debilitada. Con el tiempo, este coágulo puede convertirse en tejido conectivo y proveerá una reparación permanente. Sin embargo, si se desplaza de su posición puede constituir un gran peligro al llegar a algún vaso demasiado estrecho para permitirle el paso. Véase Trombosis y embolia.

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