Definición de consular, servicio

1. Organización encargada por una nación de cuidar sus intereses (principalmente comerciales) y los de sus súbditos en el extranjero. La nación que recibe al cónsul le autoriza a desempeñar su cometido dentro de una determinada zona o ciudad por medio de un permiso escrito llamado exequatur.
   
   
   La representación consular constituye la forma más primitiva y fundamental de relaciones oficiales entre las naciones. Sus orígenes se remontan a la antigua Grecia. Tan pronto como comenzó a extenderse el comercio entre los pueblos se planteó la necesidad de proteger a los grupos de comerciantes que se desenvolvían en el extranjero. Las ciudades griegas nombraban un proxenus, o patrón, para representar a los comerciantes de una ciudad determinada. Tal funcionario permanente alcanzó mucha más importancia que el transitorio agente diplomático de la época.
   
   • Origen, Historia Y Desarrollo Del Servicio Consular: Con el despertar del comercio mediterráneo de su largo letargo, durante las Cruzadas, reapareció en los países ribereños la oficina consular. Ya en el siglo xii las ciudades de Barcelona —patria probable del famoso Llibre del Consolat de Mar—, Valencia, Génova y Amalfi empezaron a enviar agentes con... Para seguir leyendo ver: Origen, Historia Y Desarrollo Del Servicio Consular
   
   
   Cónsules y diplomáticos. En el Derecho y la práctica existe una marcada distinción entre el cónsul y el diplomático. El primero sólo puede negociar con las autoridades locales, mientras el segundo lo hace con las nacionales. El cónsul goza de inmunidad y privilegios diplomáticos sólo en el acto de desempeñar sus deberes oficiales: sus archivos no pueden ser tocados por funcionarios extranjeros. Sus funciones, esencialmente comerciales, contrastan con las del diplomático, fundamentalmente políticas.
   
   
   Con el aumento de la estabilidad civil en la mayor parte de las naciones, la función judicial de los cónsules fue perdiendo importancia al paso que la ganaba la comercial. Los cónsules informan sobre las oportunidades de comercio que pueden interesar a los hombres de negocios de sus países; contestan a consultas comerciales y preparan informes regulares del mismo carácter, que corrientemente se publican y ponen a disposición de comerciantes e industriales. En cualquier gran ciudad del mundo abundan hoy los consulados extranjeros.
   
   
   Aunque primordialmente sus deberes se relacionan con el comercio, como se ha dicho, el cónsul asume otros, como el de actuar de protector y consejero de sus compatriotas en tierras extranjeras, evitar defraudaciones a la Hacienda de su país, notificar infracciones de las estipulaciones relativas al comercio, avisar a sus gobiernos de nuevas leyes o regulaciones dentro de sus demarcaciones, ayudar a connacionales necesitados y preparar informes sobre cuestiones que afecten a las actividades comerciales, industriales, económicas y agrícolas.
   
   
   España.
   
   En el Reglamento de 1900, que refundió diversas disposiciones anteriores (Ley Orgánica de 1883, R. D. de 1899 y Ley de 1900), se reconocieron las siguientes categorías de representantes consulares:
   
   
   1) cónsules generales de 1.a clase;
   
   2) cónsules generales;
   
   3) cónsules de 1.a clase;
   
   4) cónsules de 2.a clase;
   
   5) vicecónsules, además de la de «agentes consulares» (cónsules y vicecónsules honorarios sin carácter de funcionarios) y «delegados consulares» encargados de ayudar a los cónsules.
   
   
   El Reglamento estipuló que el ingreso en la carrera se realizase mediante oposición por la clase inferior (vicecónsul), previa presentación del título de abogado o licenciado en Derecho administrativo. El representante consular se definía como agente administrativo comercial de la nación con atribuciones judiciales y notariales y el encargo del registro civil. No podía ejercer el comercio ni ninguna otra profesión en el país de destino. Era su deber facilitar pasaportes y cartas de seguridad y residencia según los usos locales, testificar la conducta de los compatriotas residentes en su distrito e informar a éstos de cuanto pudiera interesarles, proporcionar a los comandantes de barcos los datos y ayuda que precisaran, instruir expedientes de naufragio, intervenir en contratos de compra-venta de buques, visar los pasaportes de los extranjeros, etc. En casos especiales podían ser encargados de funciones diplomáticas.
   
   
   Posteriormente se acentuó la tendencia a fusionar la carrera consular con la diplomática hasta llegar al Real Decreto-Ley de 1928 y el Reglamento de 1929, que establecen las mismas categorías para ambas y las mismas condiciones de ingreso. Los representantes —consulares y diplomáticos— destacados en una nación extranjera forman un servicio único que dirige el jefe de misión diplomática. La carrera se regula asimismo por la Ley de reorganización de 1937 y la Ley orgánica de 1940. Véase Diplomático, Servicio.

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