Definición de corteza (botánica)

1. Capa compuesta de varios tejidos diferentes que cubre todos los tallos leñosos que tienen un año o más de edad. Aparece separada de la madera por el tejido que la forma, el llamado tejido vascular o cámbium. Componen la corteza el peridérmo, el córtex, la epidermis, el periciclo y los floemas primario y secundario; la madera solamente consta del xylema primario y secundario. En los tallos viejos, los tejidos de la corteza se presentan tan distorsionados y desorganizados que no es posible reconocerlos individualmente. Estos cambios de los tejidos son debidos al crecimiento continuo de nuevas células desde su interior y también a la necesidad que siente la planta de una protección más efectiva.
   
   
   El floema secundario carece de los Anillos anuales y, junto con el primario, está formado por tubos perforados, células asociadas, parénquima de floema y fibras. En la mayoría de las plantas viejas es el tejido peridérmico el que protege la epidermis. Consta de tres capas:
   
   a) el felógeno o cámbium suberoso, que es
   
   un tejido de formación;
   
   b) el felen o suber; y
   
   c) el felodermo.
   
   
   Generalmente, inmediatamente debajo de la epidermis hay una sola capa de células corticales vivas y maduras de donde surge el felógeno; sin embargo, esto puede hacerlo la misma epidermis y, en algunos casos, pueden estar implicadas las capas inferiores. Las células felógenas se dividen y forman células felodérmicas hacia el interior y suberosas hacia el exterior. En la mayoría de los casos se forma más tejido suberoso que felodérmico. Las células suberosas maduras están muertas, son muy compactas, tienen sección rectangular y son mayores que las felógenas. Las felodérmicas, que forman un tejido vivo, pueden participar en la fotosíntesis y en el almacenamiento de alimentos. Como tejido protector, el peridermo se caracteriza por tener dispuestas en filas radiales e ininterrumpidas sus células, cuyas paredes contienen una sustancia impermeable llamada suberina. El felógeno forma unas aberturas especiales, las lentejuelas, que permiten el intercambio de gases entre el exterior y el interior del tallo, fenómeno que se llama respiración. Es aquí donde el felógeno produce muchas células sueltas de parénquima de paredes delgadas, que salen a la superficie a través de dichas aberturas de la epidermis y aparecen como pequeños lunares o bultos. Frecuentemente estas estructuras son características de cada especie de plantas. Las marcas prominentes y transversales que se ven en la corteza de los troncos de cerezo, abedul y saúco son ejemplos de las diferenciaciones que se presentan en las especies.
   
   
   En los árboles viejos, la corteza se rompe y despedaza en trozos irregulares según van desprendiéndose partes de ella, pero las sucesivas capas peridérmicas forman una corteza nueva. Generalmente, las lentejuelas de estos tallos aparecen debajo de las grietas de la corteza exterior. Aunque la mayor parte del corcho es rígido y poco elástico, el Corcho comercial, que procede del alcornoque (Quercus suber), es completamente diferente. El Q. suber es un árbol perenne de tamaño medio, que se encuentra principalmente en España, Portugal y el N de África, pero que ha sido introducido en California y en otras regiones cálidas de América. La primera corteza que se forma es de poco valor y se debe eliminar cuando los árboles alcanzan unos 12 cm de diámetro y tienen unos 20 años. La mejor calidad de corcho se obtiene de los árboles que han sido descortezados varias veces y procede de las ramas más grandes más bien que del tronco. Durante mucho tiempo se ha utilizado la corteza de muchos árboles para producir curtientes, entre ellos el roble, el castaño y el abeto del Canadá.
   
   
   Desde la antigüedad se han utilizado las fibras blandas, de tallo o de líber (v. Fibra). El Lino y el Cáñamo son las fibras blandas que más se emplean; del ramio, del yute, del kenaf y de la morera papelera se obtienen fibras cuya calidad y utilidad es variable. La corteza de muchas plantas contiene tejidos secretores que exudan productos de tanta importancia comercial como el caucho y las resinas que se usan en barnices. Las drogas más conocidas entre las que se obtienen de cortezas son la Cáscara sagrada y la Quinina. Algunas plantas fósiles, en especial los licopodios arboriformes de la Era pensilvaniense (Lepidodendron), tenían grandes troncos que frecuentemente carecían de ramas hasta una altura de 9 m o más y que estaban constituidos por corteza en gran parte. Los restos de estos árboles son los principales componentes del carbón de mucha minas. Véase Eras geológicas; Lepidodendron.

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