Artículo enciclopédico: trampas de las plantas carnívoras
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trampas de las plantas carnívoras

 


trampas de las plantas carnívoras
  1. Se componen de hojas huecas, cilindricas, a menudo curvadas o cóncavas, que contienen una solución acuosa en que caen los insectos. Este artificio es característico del género Sarracenia, originario de Estados Unidos y Canadá. La planta forma con sus hojas pecioladas, dispuestas en rosetón a ras de tierra, una urna alargada o tubular con un opérculo en su extremo. Las hojas, de 10 a 30 cm de longitud contienen una buena porción de líquido. En su interior presenta el receptáculo una zona superior erizada de pelos que apuntan hacia abajo y una porción inferior muy resbaladiza. Los insectos se sienten atraídos a la trampa por el jugo segregado por las hojas y, después de penetrar en los pelos intrincados del opérculo, llegan a la parte lisa, donde resbalan y caen en el líquido. Los jugos contenidos en éste digieren las partes blandas del insecto, que quedan incorporadas por un procese químico-biológico al organismo vegetal. Las partes duras no digestibles, como patas y alas, se depositan en grandes cantidades en la parte inferior de la trampa.

    Otro género, el Darlingtonia, posee largas hojas erectas y huecas con un apéndice en forma de gancho en cuya parte inferior se abre la trampa. Esta planta se da en las estribaciones de las montañas y en las regiones costeras del S de Oregón y centro-norte de California (EE. UU.). El género Nepenthes, que comprende unas 65 especies, es originario de las selvas del Asia tropical y Madagascar. Sus hojas son largas, de base aplanada, y terminan en una cavidad urceolar sobre la que se abate la punta de la hoja para formar una especie de tapadera. La hoja puede alcanzar una longitud de 90 cm y la concavidad 30 cm en algunas especies. Estos géneros, al igual que el Sarracenia, segregan jugos capaces de digerir las partes blandas de los insectos.


    Hojas papel-atrapamoscas.

    Estas son propias de otras plantas carnívoras, aplanadas y de forma variable. Aparecen cubiertas de una densa capa de filamentos que terminan en glándulas más o menos globulares, segregadoras de sustancias mucilaginosas y digestivas. Cuando los insectos se posan sobre tales hojas, quedan atrapados por las patas en la secreción viscosa de las glándulas, cuyos jugos digestivos entran inmediatamente en acción. En algunas plantas de este grupo, los filamentos de las hojas son sensibles al contacto de modo que, al ser tocadas por algún insecto, se doblan hacia abajo y hacia dentro sujetando de este modo al insecto. Esta aptitud de reacción de los filamentos o «tentáculos» se debe a la respuesta de ciertas células especializadas de la planta a los estímulos químicos provocados al modificarse la presión del agua. El más conocido de los géneros de este tipo es el Drosera, que comprende unas 95 especies ampliamente distribuidas en lugares húmedos de las zonas templadas y los trópicos. La especie más conocida es la D. Rotundifolia, de hojas pequeñas y desiguales, que forman un pequeño rosetón sobre la superficie del terreno; los filamentos, que a modo de tentáculos emergen de la superficie superior de la hoja, terminan en sendas glándulas esféricas. Se encuentra en las montañas del norte y centro de España, a veces formando colonias. Las hojas del Drosophyllum, de género similar, aparecen cubiertas de filamentos glandulares como la

    Drosera, que, sin embargo, no reaccionan al contacto. La sanícula o Pinguicula posee tentáculos sensibles como los de las hojas de la Drosera. Los individuos de esta especie se encuentran ampliamente diseminados por el hemisferio Norte.


    Hojas-Cepo.

    Poseen el nervio axial articulado en la parte terminal del limbo, ancha y provista de filamentos sensibles. Cuando estos filamentos reciben un estímulo exterior, ambas mitades de la hoja se unen como las páginas de un libro al ser cerrado, atrapando de este modo al insecto. La más conocida de las plantas insectívoras de este tipo es el Atrapamoscas o Dionaea muscipula, que se encuentra sólo en las zonas bajas costeras de las Carolinas. En esta planta, la hoja posee un peciolo aplanado que se adelgaza bruscamente para formar un nervio corto y estrecho, en cuya punta se encuentra la trampa. Los bordes de la trampa aparecen erizados de gruesas pestañas que se entrelazan cuando aquélla se cierra. La superficie superior de la trampa presenta seis delgados filamentos sensibles que inician, al recibir el estímulo, la acción de clausura de la trampa. La operación puede quedar terminada en pocos minutos. El mecanismo de cierre de la trampa obedece a súbitos cambios de turgencia de ciertos tejidos del nervio articulado. Los jugos digestivos que segrega la cara interior de la trampa digieren lentamente las partes blandas del insecto atrapado. Al cabo de varios días la trampa se abre de nuevo en espera de otra presa.


    Hojas-ratoneras.

    Son características del género Utricularia, que comprende unas 275 especies. En estas plantas, de naturaleza acuática, las hojas, finamente divididas, llevan ascidias o utrículos aeríferos que las sostienen sobre el agua. Cada uno de los utrículos presenta un pequeño orificio rodeado de filamentos rígidos que forman la trampa. Cuando los diminutos animales acuáticos llegan ante la trampa, el orificio se abre y los animales quedan engullidos. La reacción es simplemente pasiva y de naturaleza mecánica. En España abunda la U. vulgaris, de flores amarillas que forman racimo en el extremo de un bohordo. Vive en aguas estancadas y poco profundas.

    Las plantas carnívoras atrapan y digieren, al menos en parte, muchas clases de animales pequeños. Las especies acuáticas atrapan principalmente protozoos, pequeños crustáceos y otros diminutos animales acuáticos. En las terrestres, los insectos son las principales presas; excepcionalmente se encuentran medio digeridos entre las hojas ranillas, gusanos y otros animales de pequeño tamaño. Los jugos digestivos de las plantas carnívoras pueden digerir albúmina, partículas de carne y otros alimentos proteínicos.

    La estructura y características espectaculares de las plantas carnívoras han hecho creer al vulgo en la existencia de árboles devoradores de hombres en países exóticos; excusado es decir que tales creencias son producto exclusivo de la fantasía y carecen de toda base científica.

    Para más información ver: carnívoras, plantas.
Actualizado: 25/09/2015
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