Desde 1942 vienen añadiéndose pequeñas cantidades (hasta un 0,003 %) de boro a los aceros para mejorar su capacidad de cementación y otras propiedades físicas, lo que permite reducir la proporción de otros elementos de aleación como el níquel, cromo y vanadio. Suele añadirse a los metales férricos en forma de ferroboro, aleación de hierro con 10-17 % de boro y pequeñas cantidades de silicio y carbono. El boro manganeso y el boro-níquel se utilizan como desoxidantes y desgasificantes en metalurgia. Por la fantástica capacidad de absorción de Neutrones térmicos que presenta el isótopo boro-10, las varillas de control de los reactores nucleares se construyen con acero al boro. Véase Energía atómica.