Dos de los más importantes consumidores de antimonio son los fabricantes de cojinetes y las imprentas. También se emplean grandes cantidades en la fabricación de perdigones y balines para granadas de metralla, recubrimientos de cables, placas de acumuladores y en la soldadura. Mezclado con el estaño y el cobre, ambos metales blandos, produce la aleación Babbitt, dura, que se utiliza para construir cojinetes, y el metal Britania para cubiertos. Con el estaño y el plomo forma una aleación que conserva la propiedad del antimonio de dilatarse al solidificar y de ser además dura; gracias a la primera la aleación rellena por completo hasta los menores detalles de un molde y en virtud de la
segunda los objetos moldeados resisten bastante bien a la deformación; de ambas se aprovechan los impresores para preparar los tipos de imprenta.