Entre los antiguos hallamos como primeras biografías la descripción de Sócrates por sus discípulos Platón y Jenofonte, el Agrícola de Tácito y las Vidas de los Césares de Suetonio. Pero ninguno de estos autores logró igualar o sobrepasar en influencia a Plutarco, el primer auténtico biógrafo importante, cuyas Vidas paralelas utilizó Shakespeare como fuente de sus obras Antonio y Cleopatra, Coriolano, Julio César y Timón de Atenas. En Oriente, Ssu-ma-Ch’ien, el «Herodoto chino», completó en el 91 a. de J.C. su monumental historia dinástica que contiene biografías no sólo de hombres de estado y soldados eminentes, sino también de otras personas notables: políticos, cortesanos e incluso asesinos.