Jefe de la tribu gala de los senones, que invadió la Italia central en el año 390 a. de J.C., puso sitio a la ciudad etrusca de Clusium, derrotó al ejército romano varios kilómetros al N de Roma y finalmente ocupó esta ciudad, a la que prendió fuego después de pasar a cuchillo a 80 senadores que le esperaron sentados en sus sillas senatoriales. Los ciudadanos más jóvenes se atrincheraron en la colina del Capitolio, donde sufrieron un espantoso asedio de hambre. Breno consintió en abandonar Roma a cambio de 1000 libras de oro. Cuenta la leyenda que, al impugnar los romanos la falsedad de las pesas, puso el jefe galo su espada en el platillo de las pesas diciendo: Vae victis! (¡Ay de los vencidos!). Breno fue el único extranjero antes de Alarico que conquistó Roma.