Aptitud personal para ejercer el mando. Es una facultad innata o adquirida de un individuo para ejercer en mayor o menor grado el ejercicio del liderazgo y comprometer a sus seguidores en el logro de objetivos comunes.
Una persona con un buen don de mando persuade y disuade a otros de tal manera que obtiene de estos su obediencia, confianza, respeto y cooperación leal y en forma voluntaria.
Usualmente el don de mando implica energía de carácter, dotes persuasivos y/o prestigio, que facilitan el ejercicio de la autoridad.