Los modernos medios aeronáuticos, aunque simplifican el vuelo en mal tiempo, requieren un alto grado de especialización. De aquí que se haya probado su aplicación automática. En general se utiliza al efecto el exacto y poderoso control del piloto automático (v. Aeronáutica). Éste recibe los datos relativos a la posición y correcciones a través de diversos aparatos: computadores que utilizan haces de ondas, radiogoniómetros, radar y otros. De esta manera un avión puede acogerse automáticamente a una estación de radio, seguir un radiohaz, aproximarse a un campo y aterrizar. La última fase, es decir, la del aterrizaje automático a ciegas, ha rebasado la etapa experimental. Sin embargo, el equipo automático de descenso es voluminoso, caro y de difícil entretenimiento, factores que limitan su uso principalmente a servicios militares.