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Definición de Asiria

 


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Definición de Asiria

  1. Este nombre parece derivar de Assur o Asur, palabra que tomaron los hebreos bajo la forma de Asshur, frecuentemente pronunciada Athur (Aturia), antigua versión aramea. El nombre de Asur como sinónimo de Asiria deriva del de la ciudad homónima, antigua capital del país. Asiria propiamente dicha fue una pequeña comarca situada en el curso medio del río Tigris, que comprendía el ángulo NE del actual Irak. El país estaba situado al N de las tierras bajas de Babilonia, más arriba del Pequeño Zab, y se extendía, al N y E, hasta las montañas que limitan la actual Turquía e Irán; por el O no llegaba mucho más allá del Tigris, ya que el Desierto de Siria se aproximaba bastante al río. Las tierras situadas al E del Tigris eran muy fértiles y proporcionaban una excelente arcilla para la fabricación de ladrillos, objetos de cerámica y tablillas de escritura. También poseían buena piedra de construcción, de la que carecía Babilonia.

    Ciudades. La antigua capital Assur, o Ashur, actual Sharquat, a unos 100 km de Mosul, sirvió de residencia a los primitivos reyes y virreyes, aunque Calah, la Kalakh de las inscripciones a unos 21 km de Nínive, hiciera de capital durante algún tiempo. Su emplazamiento se halla actualmente señalado por los montículos de Nimrud. Nínive llegó a ser capital de Asiria durante el reinado de Senaquerib (705-681 a. de J.C.). Su situación corresponde a los yacimientos arqueológicos de Kuyunjik y Nebi Yunus, frente a Mosul. Resen se ha identificado con la moderna Selamiyah.

    Senaquerib menciona una ciudad del mismo nombre (Reseni), que, sin embargo, parece haber estado situada al N de Nínive. Otra ciudad importante fue Arbelas, la moderna Erbil, próxima a las montañas orientales y centro del culto de Istar, deidad tutelar de la ciudad.

    Asiria primitiva. Esta región de tierras altas y valles fértiles atraía a la población de los alrededores. Entre sus primitivos habitantes se cuentan los semitas y otros pueblos de origen desconocido. Es de presumir que estos pueblos procedían de los desiertos de Arabia, situados al O, y de las montañas próximas del N y E. A ellos se sumaron otras gentes llegadas desde las tierras bajas del S de Mesopotamia, de cultura más avanzada, que se asentaron en el Tigris medio, en la región llamada entonces Subartu. Parece muy probable que Assur fuese fundada por los sumerios, dadas las semejanzas de su arquitectura y arte con las de las ciudades-estado del S. Más tarde aparecieron unos nuevos pobladores que hablaban una lengua similar a la de los acadios (v. Babilonia, Reino de Accad). De la mezcla de estos dos grupos étnicos surgió el pueblo conocido después con el nombre de asirio. Aunque su civilización aparezca constituida fundamentalmente por elementos sumerios, no dejan de observarse en ella influencias Hititas y de otros pueblos del N y Occidente. Los asirios utilizaban la escritura Cuneiforme sobre tabletas de arcilla y desarrollaron una arquitectura y escultura similares a las de sus más aventajados vecinos. La influencia de Babilonia se dejó sentir también en el campo de las finanzas y el comercio. La actividad desplegada por los comerciantes asirios se extendió a todos los países circundantes y Asiria se convirtió en eje del comercio entre Oriente y Occidente. La plata y otros metales llegaban a ella de las regiones orientales del Asia Menor.

    Una tierra de tal manera abierta a todas las influencias no podía menos de estar expuesta también a todos los ataques. Obligada a velar las armas en guardia permanente durante largos siglos, Asiria llegó a ser uno de los pueblos más belicosos, unificado en un estado militarista muy distinto al de Babilonia, aquejada por la rivalidad y las guerras intestinas de sus ciudades-estado. El caballo y el carro fueron adoptados por el ejército asirio, que llegó a convertirse en una potencia casi invencible.

    Crecimiento de Asiria. En un principio el pueblo de Assur dependió políticamente de Ur, ciudad-estado de Sumer, a la que pagaba tributo. Hacia el año 2800 a. de J.C., Asiria fue conquistada por Sargón de Accad, que la incorporó a su imperio. Posteriormente (hacia el 1750 a. de J.C.) cayó en manos del babilonio Hammurabi. En otras ocasiones, durante los primeros siglos, giró también bajo la órbita de la potencia dominante en Babilonia. Aún antes de Hammurabi, sin embargo, un rey de Asiria, Shamshi-Adad I, reclamó todo el vasto territorio comprendido entre la cadena del Zagros, en el Elam y el Mediterráneo, y se hizo llamar «rey del mundo».

    Al ser destruido el primer Imperio Babilónico por los casitas, hacia el año 1600 a. de J.C., Asiria se erigió en nación independiente. El gran objetivo de los asirios consistió en extender su acción al Eufrates superior y desde allí volverse hacia el Mediterráneo y conseguir el dominio de sus fértiles costas. Este movimiento expansionista hacia el O se vio entorpecido durante siglos por los mitanis, árameos, fenicios y, sobre todo, los hititas.

    Este pueblo mantuvo un vasto imperio multisecular que, teniendo por centro el Asia Menor, se extendía a gran parte del Asia occidental. También los mitanis constituyeron una seria amenaza para los asirios, ya que hubo momentos (hacia el 1450 a. de J.C.) en que llegaron a penetrar en el curso medio del Tigris y saquearon la ciudad de Assur. El imperio de Mitani acabó hacia el año 1350 a. de J.C. Hacia el año 1310 a. de J.C. el rey asirio Adad-Nirari I conquistó la ciudad hitita de Karquemis sobre el Eufrates, en territorio de la actual Turquía. A este monarca sucedió su hijo Salmanasar I, que continuó la expansión asiria.

    El poder de Asiria comenzó luego a declinar bajo el mando de gobernantes débiles y por algún tiempo Asiria se convirtió en estado vasallo de Babilonia, en la que reinaba Nabucodonosor I.

    Hacia el año 1200 a. de J.C. comenzó a languidecer el poderío hitita, cuya decadencia fue seguida de cerca por la del Imperio Egipcio. Todo ello invitaba a la expansión asiria. El verdadero renacimiento del país comenzó con Assur-resha-ishi I (1134-1116 a. de J.C.), que venció a Babilonia y sentó las bases del imperio. Mucho más famoso que Assur-resha-ishi fue su hijo Tiglat-Pileser I (1116-1077 a. de J.C.), cuyas largas y completas inscripciones, talladas en las ruinas del templo de Assur, narran sus numerosas expediciones contra Merech (tierra de los moscos), Kummuha o Commagene, Hatte (tierra de los hititas), Musri, al N de Asiria, y otros lugares. En conjunto venció a 42 pueblos, desde más allá del Bajo Zab hasta el «mar occidental superior» (el Mediterráneo). Combatió contra Marduknadin-áhé de Babilonia y conquistó numerosas ciudades, entre ellas Babilonia, Sippar y Opis.

    Decadencia y renacimiento. En los últimos años del reinado de Tiglat-Pileser parece que los asirios hubieron de pasar a la defensiva y Marduk-nadin-áhé pudo conquistar Ekallate, una de las principales ciudades asirias. Reinó la paz entre ambos países durante el reinado de Assur-bel-kala, que (hacia 1160a. de J.C.) casó con la hija del rey de Babilonia, Adad-apal-iddin. Posiblemente, la explicación de esta concordia sea que ambos países hubieron de unir sus fuerzas para combatir a los árameos, contra los cuales había luchado ya Tiglat-Pileser I. Durante el siglo y medio siguiente continuó aumentando la penetración aramea, sobre todo en el territorio abierto entre las ciudades, tanto en Babilonia como en Asiria.

    Por esta época los asirios adoptaron los caballos y carros como armas de combate. Robustecido su ejército con la introducción de la caballería, rechazaron a las tribus arameas hacia el año 900 a. de J.C. Al subir al trono Asurbanipal II en el 884 a. de J.C., las fronteras del imperio eran ya las mismas que en tiempos de Tiglat-Pileser I. Asurbanipal II llevó la guerra al corazón del territorio arameo en el N de Siria y exterminó al enemigo con una ferocidad que no encuentra parangón en la proverbial crueldad asiria. Su hijo Salmanasar III (859-824 a. de J.C.) libró una de las más grandes batallas de la historia asiria contra una coalición de los estados árameos. La batalla tuvo lugar en Qarqar (Siria) el 853 a. de J.C. La coalición ara-mea, acaudillada por Hadad-ezer (o Benhadad) de Damasco, contó con el apoyo de un fuerte contingente israelita, conducido por Acab.

    Los coaligados, con un ejército de más de 50000 hombres, presentaron una formidable resistencia y, aunque derrotados, causaron al enemigo tan graves pérdidas que éste hubo de retirarse a sus bases. Pero en los años siguientes, envueltos en pequeñas guerras, principalmente entre Damasco e Israel, se vieron en la imposibilidad de oponer una resistencia seria a Salmanasar III, que redujo a Jehú, rey de Israel, a la condición de vasallo y logró la sumisión de todos los estados árameos, excepto Damasco.

    Pero inmediatamente antes de la muerte de Salmanasar estalló la guerra civil en Asiria, circunstancia que aprovecharon Siria e Israel para sacudir su vasallaje. Los asirios no pudieron reanudar la conquista de Siria hasta poco antes del año 800 a. de J.C., en el reinado de Adad-nirari III, que hizo sentir el peso de sus armas en Tiro, Sidón, Israel, Damasco, Edom, Arpad y otros pequeños Estados. También fueron invadidas Babilonia, Umilias y otras ciudades del SE. Salmanasar IV llevó la guerra a Armenia (782 a. de J.C.). Le sucedió en el trono Assur-dan III (772 a. de J.C.), que inauguró uno de los reinados más desdichados de la historia asiria, caracterizado por las pestes y las numerosas rebeliones.

    El Imperio Asirio. Con Tiglat-Pileser III (745 a. de J.C.) comienza una nueva dinastía. Este monarca, llamado Pul en la Biblia (II Reg. 15:19) y en el canon babilónico, recibió tributos de Acaz de Judá, Mitinti de Ascalona y otros soberanos. Narra en sus propias inscripciones que, al matar a su rey el pueblo israelita, sentó él en el trono a Oseas y exigió tributo a los judíos. Es también famoso como conquistador de Chin-ziros de Babilonia, cuyo imperio quedó anexionado a Asiria. Sucedióle (727 a. de J.C.) Salmanasar V, el Ululáa (Eluleo) del canon babilónico, cuyo efímero reinado se distinguió por los grandes intentos y los pequeños éxitos. Después de intentar en vano la conquista de Tiro, puso sitio a Samaria, capital de Israel, pero murió antes de que la fortaleza hubiera sido tomada. Su sucesor, Sargón (722 a. de J.C.), consumó la conquista y destrucción de Samaría y condujo cautivos a Asiría a miles de israelitas, cuyo reino desapareció de la historia (v. Judíos, Historia de los) . Entonces dirigió sus ejércitos contra Hamath (Hama), Karquemis y Ashdod. Todas las naciones vecinas sufrieron el peso de sus armas. Estas campañas culminaron en un largo conflicto con Merodach-baladan de Babilonia, conflicto que terminó con la conquista de este país el año 710 a. de J.C., no sin que se produjeran ulteriores sublevaciones. Mesech, Commagene, Chipre, Armenia y otros muchos países se vieron obligados a pagar tributo. Sargón se ha hecho también famoso por haber mandado edificar el palacio de Dur-Sargina, actual Korsabad. Murió asesinado, según todas las apariencias, el año 705 a. de J.C. y le sucedió su hijo mayor, Senaquerib.

    Éste fue asesinado por sus hijos mientras oraba, en el templo de Nisroch (Assur), según refiérela Biblia, o, según la crónica babilónica, por uno de sus hijos, rebelado contra su padre. Los asesinos huyeron a Arnienia, donde, al parecer, fueron alcanzados por un hermano más joven, Essarhaddon que, después dé derrotarlos, se apoderó del trono (680 a. de J.C.) ; El nuevo rey, en que se conjuntaban la prudencia y dulzura con el celo guerrero, consiguió grandes éxitos. Luchó contra Abdimilkutti, rey de Sidóh, cuya cabeza, junto con la del rey de Sanduarri, fue llevada a Nínive. Posiblemente fue en esta época cuando Manasés, rey de Judá se vio «atado con cadenas y grillos» y llevado a Babilonia (II Cron. 33:11). Egipto fue asimismo atacado y reducido prácticamente a provincia de Asiria. Essarhaddon venció también en Capadocia al caudillo cimerio Teuspa, jefe de unas hordas que tiempos después ayudarían a la destrucción del Imperio Asirio. Essarhaddon murió el año 669 a. de J.C. cuando marchaba contra Egipto por tercera vez. Le sucedieron sus hijos, Asurbanipal en Asiria y Shamash-shum-ukin (Saosduchinos) eh Babilonia.

    Shamash-shum-ukin, rey vasallo de su hermano, se levantó contra él en el 652 a. de J.C. Después de una guerra de. cuatro años, Asurbanipal conquistó Babilonia, cuyo rey perdió la vida y cuya población fue pasada a cuchilló. Se dirigió entonces contra Elam, que había ayudado a su hermano, y. la destruyó. Parecía que Asiria no tenía ya nada que temer. Pero la sangrienta guerra fratricida, en la que los asirios habían combatido por ambos bandos, había debilitado al país. Por otra parte, la destrucción de Elam privó a Asiria de un sólido baluarte contra las incursiones de las poderosas tribus guerreras del E, entre las que se contaban los medos y persas.


    Caída de Asiria. Los acontecimientos subsiguientes a la muerte de Asurbanipal aparecen obscuros. Posiblemente se desencadenó una lucha por el poder, durante la cual se independizaron de Asiria muchos de sus vasallos. Así ocurrió con Babilonia, donde un general llamado Nabopolasar se proclamó rey el año 626 a. de J.C. y fundó una nueva dinastía. El año 615 invadía Asiria. Tres años después conquistaba la capital, Nínive, ayudado por sus aliados, los medos. El rey asirio, Sin-shara-ishkun, pereció abrasado entre las llamas de su palacio incendiado. Pero los asirios contaban con la alianza de los egipcios, que les permitió continuar la lucha a pesar de la caída de la capital. Como la ayuda prestada hasta entonces no resultara suficiente, el mismo faraón se puso en campaña (609 a. de J.C.) con todo el ejército egipcio. En el camino se vio interceptado en Mageddo por Josías, rey de Jerusalén, que, aunque muerto en la batalla, retrasó tanto el avance de los egipcios a través de Palestina que éstos no pudieron llegar al teatro de operaciones a tiempo de salvar a los asirios del desastre completo.

    Tal fue el fin del gran Imperio Asirio. Pertenecientes al mismo tronco étnico que los babilonios, con los que guardaban grandes semejanzas, los asirios añadieron a su innato amor a las artes y las letras una gran capacidad de organización y un espíritu belicoso. Asimilaron las leyes de Babilonia, que supieron adaptar a las condiciones especiales de su Imperio. Como los babilonios, eran excelentes agricultores y constructores. Aunque imitaron a sus maestros en el empleo del ladrillo en sus edificios, introdujeron la innovación del uso del alabastro en el interior de sus palacios. Los bajorrelieves asirios constituyen auténticas obras de arte. Una de las más notables características de este pueblo fue cierta aptitud guerrera, clave de sus victorias militares. Con toda probabilidad éstas se debieron a su superior movilidad, unida a la perfección de sus defensas y sus métodos de ataque.

    La religión asiria era prácticamente la misma que la de Babilonia, sin más diferencia fundamental que la de colocar a su dios nacional, Assur, en el Panteón por encima de Marduk (Merodach), el dios babilónico. Véase Babilonia; Asiriobabilónicos, Arte y arquitectura; Nínive; Sumeria.
Actualizado: 01/03/2015
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Asir 
 asiriano

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Fuentes bibliográficas y más información de Asiria:
Análisis de Asiria

Cantidad de letras, vocales y consonantes de Asiria

Palabra inversa: airisA
Número de letras: 6
Posee un total de 4 vocales: A i i a
Y un total de 2 consonantes: s r

¿Es aceptada "Asiria" en el diccionario de la RAE?

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Abreviaturas empleadas en la definición
A. = alemán o antes
V. = Ver o Verbo
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Cómo citar la definición de Asiria
Definiciones-de.com (2015). Definición de Asiria - Leandro Alegsa © 01/03/2015 url: https://www.definiciones-de.com/Definicion/de/asiria.php

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