Las excavaciones realizadas al E del Misisipí ponen de manifiesto un largo proceso de desarrollo. Los primeros pobladores parecen haber pertenecido al tipo, dolicocéfalo. Cazadores y recolectores de frutos silvestres, dejaron en algunas zonas considerables depósitos de conchas de mejillones y almejas. Carecían de alfarería y agricultura y su único animal doméstico era el perro. Parece ser que sus principales armas fueron el bastón arrojadizo y la lanza de piedra. Se les aplica el nombre genérico de pueblos arcaicos o precerámicos. En ellos se dejó sentir la influencia mexicana, que desde el S fue avanzando hacia el N. El maíz y la alfarería, introducidos al mismo tiempo que un sentimiento de vida comunal más acentuado, alcanzaron, por el N, las fronteras del actual Canadá, donde posiblemente estos pueblos encontraron una nueva alfarería llegada a América desde Asia en tiempos relativamente recientes.
En la mayor parte del Valle del Misisipí, al E y SE, las tribus dependieron durante largo tiempo de la caza y la recolección de frutos silvestres aun después de conocer la agricultura. Vivían en pequeños grupos, en casas redondas o rectangulares, construidas con delgadas pértigas, recubiertas posiblemente con esteras de juncos y pieles. Elaboraban excelentes herramientas de piedra, decoraban su cerámica con dibujos hendidos o punteados, fabricaban adornos de piedra, hueso y concha y enterraban a sus muertos junto con sus pertenencias. Esta última circunstancia hizo que los primeros observadores aplicaran el nombre de «Mound Builders» (constructores de túmulos) a una parte de estos pueblos.