Algunas batallas llegaron a ser famosas simplemente por haber sido acompañadas de grandes matanzas. Otras, como las enumeradas por Sir Edward Creasy en su obra The Fifteen Decisive Battles from Marathon to Waterloo (1851), reclaman la atención «por su trascendente importancia e influencia sobre las actuales condiciones políticas y sociales hasta el extremo de que, de haber sido otro su resultado, hubiera cambiado por completo el curso de la historia». Después de éste se han publicado no pocos «libros de batallas» que usaron la expresión de «batallas decisivas» con criterio menos riguroso. En el cuadro de la página siguiente se citan algunas batallas, la mayor parte de las cuales concuerdan con el criterio de Creasy. Algunas figuran incluidas por sus efectos decisivos en el terreno táctico. Una batalla puede considerarse decisiva aun cuando ninguno de los dos bandos beligerantes consiga declararse vencedor indiscutible.