m. Planta cariofiliácea, de flores de hermosos colores.
Segundo diccionario: clavel
Origen de la palabra: (cat. clavell, y éste del latín clavéllus, clavillo.)
m. Planta de la familia de las cariofiláceas, de olor muy agradable. Se cultiva por lo hermoso de sus flores, que se hacen dobles y adquieren colores muy diversos.
—del aire. R. de la Plata. Planta parásita de la selva. Ver: clavel del aire
♦ Esta acepción se emplea en: Río de la Plata
—de las Indias. Planta herbácea, de la familia de las compuestas. Se cultiva como planta de adorno. Ver: clavel de las Indias2º artículo
Planta herbácea perenne, fanerógama, de la familia de las cariofiláceas, cultivada en jardines e invernaderos de toda Norteamérica y Europa. El clavel típico alcanza una altura de 60 a 90 cm; posee tallo ramificado-hojas opuestas y flores terminales rosas, encarnadas o blancas que florecen en primavera y verano. El clavel (Dianthus carryophyllus), se cultiva hace más de 2000 años. El mejor método de reproducción del clavel es el de esqueje. Estos esquejes se colocan en arena húmeda, al abrigo del sol y de las corrientes.
A las cuatro o cinco semanas se hallan ya en condiciones de ser colocados en tiestos y mediada la primavera pueden trasplantarse al aire libre. El terreno más adecuado para el cultivo del clavel es la marga arenosa bien abonada. Los claveles de floración invernal y de todo tiempo han sido muy perfeccionados en América para el abastecimiento del mercado de flores durante el invierno. El corte de los esquejes tiene lugar en agosto; el trasplante a tiestos se verifica en invernaderos; al verano siguiente se trasplantan a tiestos mayores, sin que se les permita florecer. Desde setiembre se mantienen en invernaderos a una temperatura de 10 ° a 18 °C, que se va aumentando hasta que florecen, a medida que se necesitan.
• « Las plantas pueden acumular líquido en las hojas, como la uña de gato, o absorber la humedad del rocío o la neblina a través de pequeños pelos ubicados en las mismas, como el clavel del aire. »
• « Pero un murciélago en el teatro se ríe de nosotros. Su ecolocalizador no sólo le da un cuadro representativo de todo lo que hay en la sala, sino que distingue con claridad el clavel en la solapa del director y quizá, como un punto sónicamente muy "brillante", el encendedor en el bolsillo de su frac. Y todo esto el murciélago lo capta muy al margen de que la orquesta toque "con tutti" o duerma. »
