(1674-1762). Dramaturgo francés, que nació en Dijon y estudió leyes en el Collège Mazarin. Animado a escribir por su jefe, un abogado llamado Prieur, dio a la luz Idoménée (1705), tragedia poética que fue favorablemente recibida por los críticos, con lo que el joven autor abandonó la jurisprudencia y se entregó por completo al teatro. En 1707 produjo Atrée et Thyeste y en 1709 Électre: ambas tuvieron buena acogida, pero Rhadamiste et Zénobie (1711) fue la obra que le colocó a la cabeza de los escritores de éxito y le dio fama si no dinero. El argumento de Rhadamiste está tan lleno de situaciones complicada que casi resulta incomprensible y, sin embargo, gozó del favor de la corte durante años. Siguiéronle Xerxès (1714) y Sémiramis (1717), también tragedias de tema clásico, que fueron un fracaso completo. Después de Pyrrus (1726), que tuvo un éxito moderado, Crébillon abandonó la pluma durante veinte años. En 1745 Mme. de Pompadour ordenó al anciano poeta que escribiera un nuevo drama para la corte, Catalina, y trató de colocarlo frente a Voltaire. Este replicó tomando como tema para cinco tragedias suyas los argumentos de cinco obras de Crébillon. Aunque éste siguió la tradición literaria de Racine y Corneille, su obra nunca alcanzó las cimas a que llegaron sus modelos; la trágica grandeza de los primeros clasicistas se vuelve melodrama en sus manos y con los inevitables imitadores de su estilo declina la tragedia clásica francesa.
