Las casas del periodo Victoriano inglés se distinguían por su recargada ornamentación exterior y sus torres y cúpulas dispuestas sin ninguna relación lógica con la disposición interior, Los techos eran demasiado altos para los medios de calefacción existentes, las ventanas estrechas y sobrecargadas de colgaduras para impedir que el sol decolorase el mobiliario. Los colores, poco llamativos, armonizaban con la sombría seudoelegancia de los muebles. Estas moradas resultaban a menudo más ornamentales que acogedoras, ya que sus interiores se planeaban teniendo más en cuenta la ostentación que la comodidad. El único adelanto del periodo consistió en el empleo de cañerías, no usadas desde la época romana.