Capiteles de diversos estilos fueron típicos de las arquitecturas de varias civilizaciones antiguas. Los persas, en los siglos v y vi a. de J.C., coronaban a menudo las columnas de piedra de sus grandes palacios con capiteles tallados en forma de antecueros de toros y otros animales. El capitel era elemento fundamental en las columnas que los griegos emplearon con profusión en los edificios públicos. Los capiteles griegos pertenecen a tres tipos: dórico, jónico y corintio. Véase Grecia, Arquitectura; Jónico, Orden; Dórico, Orden; Corintio, Orden.
Los romanos adoptaron los estilos arquitectónicos griegos y en algunos casos los modificaron. Crearon también un nuevo orden, el llamado compuesto, en el que los capiteles combinaban las volutas de los jónicos y el acanto de los corintios. Los arquitectos bizantinos emplearon con gran frecuencia un capitel de base circular bajo un cimacio cuadrado. La arquitectura occidental ha utilizado numerosas copias y variaciones de estos capiteles. La arquitectura románica empleó profusamente la figura humana para la decoración de sus capiteles; el arte gótico, una flora naturalista.