La analogía entre las personas divinas y los seres humanos es un concepto teológico que busca establecer una relación o similitud entre Dios y los seres humanos, a pesar de la diferencia fundamental que existe entre ellos.

En el cristianismo, se cree que los seres humanos fueron creados a imagen y semejanza de Dios, lo que implica que hay ciertas características o atributos que compartimos con Él. Sin embargo, es importante destacar que esta semejanza no implica igualdad o identidad completa con Dios, ya que Él es trascendente y nosotros somos criaturas limitadas.

La analogía se basa en la idea de que, aunque Dios es infinito y nosotros somos finitos, podemos tener ciertas cualidades o atributos que se asemejan a los suyos de alguna manera. Por ejemplo, se dice que Dios es amor, y aunque nuestro amor es limitado y imperfecto, podemos experimentar y expresar amor de manera similar.

La analogía también se aplica a las personas divinas de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Se considera que existe una analogía entre la relación entre las personas divinas y las relaciones humanas, como la relación entre padres e hijos, hermanos, amigos, etc. Esto nos ayuda a comprender mejor la naturaleza de Dios y su forma de relacionarse con nosotros.

En resumen, la analogía entre las personas divinas y los seres humanos busca establecer una relación de semejanza y comprensión entre Dios y nosotros, reconociendo al mismo tiempo la diferencia fundamental que existe entre lo divino y lo humano.